Con abundante asado y mucha "magia negra", al ritmo del tango, la milonga y el cuarteto, con fogón y guitarreada, con las risas y chistes de siempre, se inauguró el Patio de Anita. Las Modositas, fieles a su estilo, disfrutaron de una tarde de amigos acompañadas por los caballeros más pintones de la milonga.
Uno de los acontecimientos de la jornada es la "repentina aparición" de una auténtica modosita, ELENA, (descubierta en la clase del sábado) que desde el primer momento se mandó con preguntas indiscretas y comentarios al margen que le permitieron el instantáneo ingreso al club. El rol de asador lo cumplió esta vez Miguel, quien se lució como pocos.
Angeles había prometido recitar algunas de sus poesías, pero olvidó sus notitas desprolijas en casa, así que bailó zamba y cuarteto.