Se pusieron de acuerdo y, en una noche cálida y amistosa, se encontraron para compartir secretos celosamente guardados, desdichas de amores no correspondidos y alguna que otra receta de pócimas para embrujar.
La madrugada las encontró bajo el cielo estrellado, sin sus zapatitos de baile... no sólo del tango vive la modosita.