sábado, 18 de octubre de 2008

SOBRE LOS PAÑOS FRÍOS... y basta de clausuras

Adhiero totalmente a la nota publicada en la página de Tsunami. Y esas palabras me llevaron a reflexionar sobre cuestiones que van más allá del tango y su cultura.
Primero, creo que cualquier movimiento que se inicia (tal como el del Tango en Córdoba, que tiene unos pocos años creciendo masivamente) encuentra en su devenir las dificultades propias del camino que se está abriendo: la resistencia al cambio, la toma de posiciones, el surgimiento de códigos que por novedosos quizás descolocan desde la norma y desde la sociedad…
Sin embargo esto no ha de ser motivo para bajar los brazos. Siempre que se introduce un nuevo elemento en la cultura surgen problemas nuevos que requieren de soluciones nuevas.
Por otro lado, también es cierto que “la comunidad tanguera” puede ser nominada como tal pero si realizamos un abordaje micro podemos apreciar rupturas, posiciones encontradas, celos, etc.
Sinceramente, considero que es hora de un nuevo aprendizaje. Ya han pasado los años suficientes como para que este “movimiento tanguero” deje la ADOLESCENCIA y comience a transitar la MADUREZ de su desarrollo.
No deberíamos analizar los desencuentros sino comenzar a reforzar los puntos de encuentro, justamente aquello que ayuda a convertirnos en COMUNIDAD.
Aprendizaje que no todas las sociedades logran… una buena oportunidad para mostrar y demostrarnos que somos capaces de convivir todos desde las diferencias, apreciando esas diferencias, agradeciendo esas diferencias. No es un aprendizaje fácil, pero aquellas comunidades que han podido hacerlo logran el desarrollo de las condiciones más apropiadas para fortalecer a sus integrantes.


Creo que es hora de crecer. De enriquecernos. De abrir los espacios. De unirnos desde la pasión por el tango respetando las diferencias.
Después de todo, estoy convencida, en el Tango hay lugar para todos.

viernes, 17 de octubre de 2008

MUJERES DEL TANGO - MODOSITAS QUE HICIERON HISTORIA



Actriz y cantante(11 de octubre de 1904 - 24 de diciembre de 2002)Nombre completo: Laura Ana Merello

Nació el 11 de octubre de 1904 y fue anotada por Santiago Merello de profesión cochero. Su madre no figura en la partida de nacimiento y su padre muere pocos años después, a los 30 años de edad.
A pesar de no contar con una voz privilegiada, tuvo un gran carisma sobre el escenario y realizó creaciones inolvidables.
«Mi infancia fue breve. La infancia del pobre es más breve que la del rico. Era triste, pobre y fea». Ya más grande, declaró sin pudor, "haber hecho la calle".
Llega al escenario al enterarse que se necesitaban coristas en un teatro cercano el puerto. Tiempo más tarde pasó a ser una "vedette" y la bautizaron "La vedette rea". Un famoso crítico teatral que la conoció antes de los años '30 dijo de ella: «Es una de las actrices más temperamentales, más fogosas y de carácter más fuerte de la escena nacional, a la par que es muy picara, muy rápida para las réplicas, muy inteligente, e interpreta los tangos como actriz. Cada tango es un pequeña obrita de teatro.»
Comenzó en el cine con el cine mismo. Aparece en la primera película sonora argentina reconocida como tal, "Tango", del año 1933. Otras posteriores apariciones suyas fueron de "segunda damita joven", pero de personalidad opuesta a la primera actriz que hacía el papel de "cándida" y con quien, en definitiva, se quedaba el galán, todo en un marco de comedia.
Como cancionista llegó al disco en el año 1927, para el sello Odeón, con dos temas: "Te acordás reo" (de Emilio Fresedo) y "Volvé mi negra" (de José María Rizutti y letra de Fernando Diez Gómez). En el año 1929 pasa a la Victor donde graba 20 temas, destacándose "Tata ievame p'al centro", "Che pepinito" y "Te has comprado un automóvil".
Luego de un largo paréntesis vuelve a los estudios de grabación, en el año 1954, de la mano de Francisco Canaro, siendo esta su época consagratoria. Allí surgen discos inolvidables como "El choclo", "Se dice de mí", "Arrabalera", "Niño bien", "Pipistrela" y "Llamarada pasional", este último dedicado a Luis Sandrini y del cual es autora.En las décadas del sesenta y del setenta graba más de cuarenta temas, con las orquestas de Carlos Figari y Héctor Varela.Todo lo hizo con ímpetu arrollador. Fue mujer de muchos hombres, pero siempre reconoció un solo amor, el del actor Luis Sandrini (fallecido en 1980), con el que vivió alrededor de una década y quien luego la abandonara por una actriz más joven, Malvina Pastorino (fallecida en 1994).